Glorio se ha ido y hay que encontrarlo, no sabemos nada de él, pero contamos con la magnífica capacidad de mis neuronas para leer entre líneas, interpretar sus huellas y seguir su rastro. Puede que el camino sea largo, pero confiad en mí, le atraparé.


sábado, 6 de noviembre de 2010

Capítulo II

Amelia me miraba mientras yo me comía todo lo que habían ido poniendo encima de la mesa.

_Esto es inhumano Amelia_ dije con la boca llena_ puedo soportar dormir en un dormitory con dos alemanas obesas que roncan..._paré para beber un poco de té_ supongo que con el tiempo podría llegar a ignorar por completo los cantos estridentes de las mezquitas_ me detuve unos segundos y suspiré afligido.

Continué:

_Podría acostumbrarme, incluso, a esta austera y pobre gastronomía_ señalé lo que quedaba sobre el mantel: varios tipos de dulces turcos, crepes saladas y dulces, french toast con miel o mermelada, algo parecido a unos churros, chocolate con pistacho, tres variedades de kebab, té y café, nada más_ Levanté la mirada y comprobé si Amelia seguía atenta...

_Lo que no voy a tolerar es que nadie me obligue a hablar otro idioma, con los dos que sé me basta, serás mi traductora de ahora en adelante.

Amelia hablaba inglés y ruso, además de sus dos lenguas maternas.

En el tranvía que debía acercarnos a las embajadas de India y Mininistán, o algo así, Amelia no paró de hablar sobre la extensa historia de Estambul, a veces señalaba por la ventana y decía cosas como "mira! la Hagia Sofía, fue ...bla bla bla... catedral de Constantinopla entre los siglos IV y XVI". Yo la miraba con aparente interés, era un viejo truco, pero en realidad sus palabras se iban difuminando, poco a poco, hasta fundirse por completo con todo lo que nos redeaba para acabar en un ronroneo inaudible e insignificante.

Mientras ella hablaba sin que yo le prestara ninguna atención me dediqué a observar lo que me rodeaba. La verdad es que Estambul era una ciudad mucho más moderna de lo que me había imaginado, hay coches, carreteras, agua mineral y de todo. De pronto decidí que debía investigar, quizás había alguna pista que nos acercara a Glorio, empecé a hacer mis deducciones a partir de complejos cálculos.

En cada estación se subían entre once y catorce personas, de las cuales solo un tercio, aproximadamente, eran mujeres, el resto eran hombres. Por otro lado siempre se bajaban entre nueve y doce personas del mismo tipo de las que subían. Teniendo en cuenta que, más o menos, una cuarta parte de la mujeres del total del pasaje llevaban velo y que el resto se dividía, a su vez, entre turistas de países occidentales y turcas más liberales, y que en cuanto a los hombres, algunos tenían los ojos claros y otros los tenían oscuros, en una proporción de veinte - ochenta, podemos concluir que:

"ésto = no te va a ayudar a encontrar a Glorio."

_ummm..interesante_ dije en voz alta, refiriéndome a mis deducciones internas.

A lo que Amelia respondió, pensando que respondía a alguno de sus bla blás:

_ Sí, todos en Turquía respetan a Ataturk por eso.

_ Ataturk eh?, nunca he jugado, ¡Amelia! nuestra parada...

Ni en la embajada de India ni en la otra supieron decirnos gran cosa acerca del paradero de Glorio por lo que Amelia propuso ir a algún punto de interés turístico de Estambul.

_Quizás encontremos alguna pista que nos conduzca hasta Glorio _ me comentó_ estamos cerca de decenas de monumentos y lugares que quizás hayan llamado la atención de nuestro amigo_ una chispita hizo que sus ojos brillaran_ a solo tres paradas está el Gran Bazar y un poco mas allá_ levantó el brazo visiblemente entusiasmada y señaló al horizonte_ hay varias mezquitas, cruzando el puente está la plaza de Taxim y si cogemos el ferry podemos visitar el lado asiático de la ciudad y....

_ Emmm..._la interrumpí, sabía que ese tipo de cosas eran como una droga para Amelia_ ..de momento vamos al Bazar, está aquí al lado...no?

Y sí, estaba cerca, volvimos a subirnos al tranvía y en apenas un cuarto de hora estábamos plantados frente a las arcadas que separan las entrañas del edificio del resto de Estambul. El Gran Bazar debe ser un edificio importantísimo porque alrededor había una multitud considerable.

A base de empujones y codazos pudimos entrar. No dimos ni dos pasos cuando Amelia empezó a avanzar inexplicablemente deprisa.

_¡Amelia! ¡Amelia!, ¿qué haces? ¡ven aquí!

La intenté coger del brazo pero era inútil, no había nada que hacer, ella seguía hacia adelante de forma implacable, levanté la vista y comprendí, todo encajaba: había una chocolatería turca a unos metros de nosotros.

Había demasiada gente, la muchedumbre no dejaba que yo pudiera atraparla

_ Maldita sea, ¡¡¡Ameliaaaa!!!

Algo debió pasar porque el pequeño cuerpo de mi compañera desapareció entre la masa de gente.

Taquicardia.

Pánico.

"Tranquilo, solo has de encontrar a Amelia y volver al hostal...que no sabes dónde está pero podrás encontrarla" eché un vistazo a mi alrededor... "no! no! está todo perdido, aquí dentro debe estar medio Estambul", empecé a caminar nervioso, "aaahh!... ese hombre parece sonriente, seguro que querrá ayudarme". Me presenté:

_ Hola, yo ser..._ y antes que pudiera acabar la frase me contestó

_ Oh, ¿italiano? ¿español? especias amigo, tés del mundo, inciensos amigo...

_ Jeje...no, no, verá..._ volvió a cortarme, me cogió del brazo y me metió en un local en el que apenas cabíamos los dos, empezó a destapar potes con polvos de colores y a ponérmelos en la nariz.

_ Cardamomo, curry indio, incienso iraní, only seis turkish lira amigo, only, ¿de dónde de España amigo?

Estornudé. El hombre no me daba tiempo para responder a ninguna de sus preguntas, hice un movimiento brusco y conseguí librar mi brazo de su manaza, salí del pequeño puestecillo mientras el vendedor me gritaba algo que yo no entendía, terror, empecé a correr todo lo deprisa que pude, me detuve para descansar y coger aire, se me acercó otro hombre sonriente.

_ Hi, ¿can i help you?, clocks, ¡ah español!, relojes, tengo Rolex, Viceroy...

Volví a huir, esta vez más deprisa y más angustiado "¡¡Ameliaaaa!!". Tan desesperada y desordenada fue mi huida que de pronto tropecé con algo, durante el incidente no fui capaz de descifrar nada de lo que me rodeaba. Me incorporé y me di cuenta de que estaba en una habitación tranquila, no solo había alfombras en el suelo, sino que también había alfombras en las paredes y en el techo, otro turco sonriente me miraba, yo no dije nada, y él empezó a hablarme en su lengua, asentí en silencio y me dio un té, empezó a desenrollar alfombras delante mío y  decidí que había encontrado un buen lugar, ahí estaba a salvo del terrorífico bazar.

Y pasaron las horas, el hombrecillo de las alfombras seguía desenrollando y enrollando telas, y yo seguía mirándole, asintiendo en silencio y bebiendo té.

Una mujer entró en la habitación y, de forma automática, la saludé en español, ella respondió:

_ Hola mi hijo, ¿qué hace usted aquí?

_ Pues no tengo ni idea, pero este hombre me da té y aquí se...un momento...¿hablas español?

_ Sí, soy ecuatoriana, ese hombre es amigo mío y quiere venderte alguna alfombra. ¿Cual quieres?

_ Ninguna...

_ Comprendo_ habló con el turco en un idioma que no entendí y el hombre me miró con rabia, me dijo algo que tampoco entendí y me dio la espalda.

_ No te preocupes_ me dijo la ecuatoriana_ ¿dónde duermes? yo trabajo en un hostal en Sutanhammed.

"Estoy salvado" pensé "podré volver al hostal sano y salvo... Amelia, te echaré de menos, fuiste una gran compañera"

La mujer se despidió del turco y salimos juntos del local, el bazar se había vaciado, ya era tarde y habían encendido el alumbrado eléctrico, por las arcadas que nos separaban del exterior ya no entraba luz natural. De pronto nos tropezamos con Amelia, llevaba en las manos al menos seis bolsas llenas de dulces.

_ ¡¡Amelia!!_ dije sonriendo_ Llevo toda la tarde preocupado por ti, te estaba buscando, ¿dónde estabas? ¿estás bien? ...que alegría Amelia, ya me veía toda la noche buscándote je je,.. mira te presento a una amiga _ dije señalando a la ecuatoriana _ ella es..._ no lo sabía pero se presentó ella sola.

_ Marlene, hola mi hija, ¿cómo está?

Marlene llevaba unos meses viviendo en Estambul, en el tranvía nos conto su historia. Después de vivir más de diez años en Portugal ahora no la dejaban entrar, parecía que su solución solo necesitase tiempo, ya que no era más que un proceso administrativo, pero por el momento la situación le había obligado a vivir en Turquía durante unos cinco meses, por suerte había encontrado trabajo en un hostal de Sutanhammed.

Amelia le contó el motivo de nuestro viaje.

_¡Glorio!_ exclamó Marlene_ ¿el muñeco de palo?, le conozco, nos hicimos muy amigos, pero ya no está en Estambul.

_¿¿Dónde??_ saltamos Amelia y yo, casi a la vez.

_ Hay mi hijo, en el hostal donde trabajo lo saben, ¿cómo era?, déjenme mirar... porque por aquí tenía un folleto que...a sí!

_¿¿Dónde??_ repetimos al unísono.

_ No se lo voy a decir aun, porque quiero que vengan a cenar conmigo.

Y así se hizo, Marlene nos preparó una de las pastas más deliciosas que nunca habíamos comido y nos alegró la noche con su conversación divertida y su actitud positiva, su sueño era montar un restaurant en su país y estar con su familia para siempre.

Yo no tenía ni idea de donde podía estar su país, ni porque habla español, pero en todo momento supe mantenerme a la altura y dije cosas como estas:

_Sí, Ecuador, oh!, precioso Marlene...y muy buena gente. En España tenemos de todo, un día, cuando tengas un momento, podrías cogerte un autobús desde tu pueblo y venir a vernos...

Tan agradable fue todo que cuando estábamos listos para irnos Marlene nos detuvo y nos dijo:

_ Glorio se fue a la Capadoccia

Tardamos algún instante en reacccionar, pero finalmente comprendimos.
"Capadoccia, ¿eh?"  murmuré para mis adentros, "suena a Catacumba, eso ha de ser peor que África".


Y así fue como el destino postró nuestras andaduras sobre el rastro de nuestro amigo. Gracias a mi dedicación, a mi empeño y a mi perseverancia estamos más cerca que nunca de su paradero. Que nadie se alarme, en breve os traeré de vuelta a Glorio.

5 comentarios:

  1. MUÑECO DE PALO? Nuevas pistas... Ánimo Pareja! Un abrazo a los dos.
    Dalmau

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  2. A ha! gracias Dalmau, me apunto esta nueva pista, es un gran descubrimiento, se lo restregaré a la repelente de Amelia, ja ja ja

    Soy el tipo que busca a Glorio

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  3. Puede que estés cerca Dalmau, puede que sea una gran pista y que resuelvas el misterio antes que nadie...

    ... o puede que no.

    Un abrazo enorme de parte de los dos.

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  4. ¡ Ojo ¡ que a lo mejor el muñeco de palo engorda durante el viaje y no lo reconoceis,

    Maglo

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